sábado, 27 de diciembre de 2008

UNA NOCHE CÁLIDA Y SERENA.


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Hacía dias, no recordaba cuantos....Eran más de los habituales, sentía como si "su pozo de las ideas" se hubiese secado.
Eso le austaba, necesitaba de ellas, que le llegaran, bien sin avisar o que entrasen poco a poco, una frase... otra... una imagen... una melodía...
Todo eso se había perdido, su propio cuerpo necesitaba ubicarse de nuevo. No se sentia ella misma, esa fortaleza que siempre la habia definido seguramente debia haberse quedado en la mesa de aquella sala fria y llena de artilugios irreconocibles para ella.
Solo su corazón permanecia intacto, su corazón en el sentido más emocional. Porque incluso ese músculo imparable también sufría de vez en cuando subidas y bajadas inexplicanbles.
Sus emociones las tenía a flor de piel, ahora más que nunca deseaba sentir ese afecto cálido, tierno. Ese afecto físico que la atrapara, la arrastrase, hacia esa ternura llena de pasión.
Y soñó...soñó con él, en una noche cálida y serena...

Una noche de verano, cálida y serena.
Entre sombras te me acercas lentamente.
Presiento lo que va a suceder tan sutilmente.
Y tus manos me acarician con firmeza.
Entre suspiros me llega tu deseo
Que me arrastra, que me lleva casi a ciegas.

Tu ternura es el tesoro que poseo
Y no quiero que sea de otra manera
Solo anhelo que me ames tiernamente
que me beses, me acaricies con esmero
pero el tiempo va a contracorriente
y no se de que forma retenerte.

Nos amamos como dos adolescentes
Con pasión locura y desenfreno
Consumimos el instante, el momento.
Mas los años pesan con dulzura
Y de vuelta a la calma y la cordura.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

SE ENCONTRABA SOLA...


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...Era una soledad solo física. Porque realmente sabía que estaba muy acompañada.
Era muy positiva y en cualquier situación, solía encontrar su lado bueno.
Esta era una nueva situación llena de incertidumbre, y a pesar de todo, los detalles que se iban sucedieno, los sentía como señales inequívocas de que todo iba a salir bien.
La habitación en la que la ubicaron, era exactamente como la había imaginado. A pesar de estar en un hospital, era una habitación linda.



Su cama cerca de un ventanal, con vistas al Campus Universitario, a lo lejos la autovía llena de luces que tintineaban sin parar, le daban cierto aire festivo tras los cristales. Y a lo lejos podía divisar el mar, su mar mediterraneo. Solo esa linea en el horizonte era suficiente para llenarla de calma y paz.
Su compañera de habitación era una abuelita tierna, y su acompañante la trataba con tal delicadeza que Olympia envidió ese amor que se profesaban mutuamente, cogidos de la mano.
Ingresó en el lugar cuando anochecía, ese lugar que iba a ser "su hogar" en los dias venideros.
La acompañaron sus dos hermanas, su cuñado y su hija mayor. Sus hijos menores, su madre, y demás familia también las sentia muy cerca.
¡Qué afortunada se sentía!
Era consciente que no todo el mundo tenía esa suerte, esa suerte de contar con seres tan especiales como su amiga Anita que se quedó cuidando de su hijo pequeño, Mª del Carmen y su Marido Carlos, muchos de sus compañeros y compañeras del colegio, alumnos... Y su familia que la arropaba continuamente.
Sus hermanas habían conseguido sacarle risas y ponerla de buen un buen humor, inusual para una mujer que en pocas horas entraría en el quirófano.
Sabía que no podía ponerse "baja", no podía trasmitirles el miedo que sentía. Ese lo tenía bien escondido, lo que la ayudaba a olvidarse un poco de él.
Su hija la observaba con sigilo, estudiando cada uno de sus gestos para ver cualquier señal de miedo o tristeza.
Sin embargo, consiguió su propósito. Absolutamente nadie se percató de ese estado de ánimo que la arrastraba hacia el miedo, que la paralizaba.
Recordó con dulzura la despedida de su hija desde la puerta de la habitación. Una amplia sonrisa iluminaba sus preciosos ojos azules.
Se quedó con la serenidad de que todos ellos se fueron tranquilos.
Ahora, en la soledad de su habitación pudo desahogar su llanto, descargar todo ese miedo, esa incertidumbre...
Y se apoyó en lo único que tenía. Escribir y relatar sus sensaciones seguía siendo su arma más poderosa, para seguir adelante con ánimo y fortaleza.

martes, 28 de octubre de 2008

EL BUREAU

Una tarde de viernes apacible.
Mariluz sale a dar una paseo con su marido.
Recorren la pequeña ciudad a orillas del Atlántico. Pasean entre calles sinuosas.Ya deciden volver porque empieza a oscurecer y las tardes noches a orillas de ese mar se covierten en lugares perfectos para cazar por lo menos un resfriado.
De repente divisa desde el coche, una preciosa tienda, una tienda de decoración, de un gusto exquisito. Y allí estaba, ese bureau precioso, ese bureau que desde dentro le sonrie diciendo comprame.
Sin pensarlo dos veces aparcan el coche y Mariluz sale como poseida por ese deseo de hacerse de ese pequeño mueble con el que tantas veces había soñado.
Se adentra en la tienda, no ve nada más que el boureau...nada más de su alrededor le interesa.
Lo mira embelesada, pregunta el precio lo que la llena de alegria. Es una auténtica ganga. Que afortunada se siente, está feliz.
Vuelve acalorada al coche y le cuenta a su marido lo maravilloso del mueblecito. De la medida justa que necesitaba para ese rincón tan acogedor donde suele sentarse a leer.
Sale él a pagarlo. De inmediato le urge llevárselo, quiere ponerlo ya en su rincón. Así que deciden llevarselo puesto, allí mismo se lo envuelven en plásticos y entre prisas y sudores consiguen meterlo en el maletero.
Que contenta de vuelta a casa...
Al llegar, ya son las ganas de ponerlo en su lugar y comprar esa preciosa lámpara,unas flores, la foto de su hijo y algunos pequeños detalles de cerámica completarán la decoración del boureau de sus sueños. Sentada en su rincón favorito, disfrutando de esa adquisición tan afortunada que ha hecho esta tarde...pero quizás debería ponerle algún pañito para no estropearlo.
Así que rebusca en unos cajones hasta que da con él ((seguro que quedará perfecto)).
Y es en ese justo momento cuando descubre al mirarlo de cerca, a la luz de la lámpara, un agujero sospechoso...y otro, y otro más. Empieza a ponerse nerviosa hasta que llegan a la conclusión que le han dado "gato por liebre". !Está lleno de polillas! y su casa seria el lugar ideal para esos malditos bichos entre sus libros.
¡Con lo contenta que venía con su mueble! Así que a la mañana siguiente a envolverlo de nuevo y de vuelta a la tienda.
Aquí van algunos consejos útiles de "como no hacer el tonto cuando se va a comprar algo"
1º.- No tener prisa por llevarte a casa el objeto del deseo
2º.- Procurar comprar de dia y no despues de las 7 que ya no hay claridad ,(para ver bien lo que compras.
3º.- Revisar el objeto de deseo de arriba a abajo ,por delante y por detras .
4º.- llevar las gafas de aumento (sea la hora que sea)por si tiene imperfeciones
5º.- No dejarse llevar por las "gangas" ya lo dice el refrán "el dinero del mezquino anda dos veces el camino"
6º.- No fiarse jamás de las apariencias

viernes, 10 de octubre de 2008

NO FUÉ CASUALIDAD


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Le preguntó cual era su canción preferida.
Olympia quería saber esos pequeños detalles de César. Sentía la necesidad de escribir sobre él, ese hombre que había tomado forma y se había colado en sus pensamientos de una manera tan tierna, que por nada del mundo quería dejar de sentir ese raudal de buenas sensaciones.
Habían pasado solo un par de semanas y sin embargo pareciera que el tiempo había cobrado un sentido mucho más grande, enorme.
Le costaba mucho poder hablar de todo lo que sentía, porque había pasado tan poco tiempo que apenas tenía referencias y sin embargo, una fuerza extraña le empujaba a seguir escribiendo.
Le pareció un hombre atractivo, de una sencillez exquisita, un hombre discreto pero con un gran corazón, y con una sensibilidad enorme. De eso estaba segura. Lo descubrió desde el principio.
No era un hombre como los demás. Era alguien que merecía la pena, así que abrió todas sus puertas, las de su alma y su corazón para darle paso en su vida. Para que entrase con toda su transparencia.


Imaginó la temperatura de sus manos... perfecta, reconfortante y tibia. Era como sentir la magia del primer roce cuando dos pieles intercambian palabras.
Era ese encuentro de almas, esa sensación inexplicable y arrebatadora de ver crecer el embrión de lo que un día se transformara en algo más.



Había perdido todo el miedo, solo anhelo era lo que abrigaba en su interior.Cartas de anhelo, abarrotadas, desbordadas de nostalgia contenida y un callado deseo de verlo, de oírlo, de tenerlo cerca. Las hojas del cuaderno estaban casi llenas pero no arrancó ninguna.


Ya se había sentido así una vez, cuando tenía 18 años y nunca imaginó que volvería a ocurrirle de nuevo, pero aquí estaba, escuchando esa canción que la transportaba a esos años de juventud, llenos de inquietud y entusiasmo.
Solo conseguía imaginar el momento en que pudiera sumergirse en sus ojos y olvidarse
del resto del mundo, solo entonces tendria esa paz, cuando se sintiese cerca de él, cerca de la perfección. La perfección de las escasas relaciones humanas en las que no solo hay comunión del corazón, sino también del alma.
Aunque tanta proximidad, tanta fuerza en tan poco tiempo era algo que la asustaba, decidió quedarse con él cuando comprendió que era un disparate no dejarlo entrar en su vida.
A veces no sabía si lo que quería era hacer real todo lo que sentía, aunque la verdad de las cosas nunca eran reales.
Quería creer que lo que imaginaba en ese momento era verdad y que podía amar a ese hombre que apareció en su vida sin avisar.
Ojala entendiese lo que le atraía tanto. Era una mezcla de orgullo y admiración, una alquimia perfecta del cuerpo y del espíritu.
De nuevo el corazón le latía con fuerza de solo pensar en él.
Siempre había sido una mujer valiente y esa valentía también se reflejaba en cada una de las decisiones que tomaba en su vida cotidiana. La esperanza era un riesgo que había que correr. Ahora se sentía extraña porque él la tenía dulcemente desconcertada.
A su edad, en la plenitud de su madurez, esta nueva ilusión llenaba su vida, la parte esa de mujer, esa a la que hacía tiempo guardaba celosamente, solo por cuidar su propio corazón.
Y llegó él sin más pretensiones que compartir pequeñas vivencias, pequeñas ilusiones.
César empezaba a ser el protagonista de sus pensamientos más íntimos.
No había sido cosa del azar, estaba convencida que ese encuentro no era casual, esas dos almas estaban predestinadas a encontrarse.
Los sueños son sumamente importantes. Nada se hace sin que antes se imagine.

martes, 30 de septiembre de 2008

PUNTO Y APARTE


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Pensaba Catalina que seria bonito poder inventar una melodia que llenase su vida en esos espacios que aún quedanban por llenar.

Una melodia llena de colores que apagara los grises que atormentan su alma y su espiritu.

Debía ser una melodia hecha a base de silencios, imprescindibles para que tuviese un ritmo bien acompasado.

Y con él empezar a caminar de forma libre, donde cada átomo de su existencia se convirtiese en un baile sereno.

Estos pensamientos empezaban a salir de su cabeza, y a golpe de teclado conseguia sacar parte de esa melancolía que de vez en cuando la visitaba sin avisar y la dejaba exháusta.

Aún así, no era un estado totalmente desagradable porque sentía que cada uno de esos momentos eran un reencuentro con su yo interior, ese que nadie más que ella conocía y al que a muy poca gente le hablaba de él. Sencillamente porque pensaba eran sensaciones que debia ir solucionando ella sola. Sabía que podía dar mucho más al mundo, su necesidad de entrega y de amar, a veces se le hacía demasiado grande y no encontraba lugar donde poder desarrollar esos sentimientos que le desbordaban.

Este año le quedaba pasar una pequeña prueba importante. En unas semanas se debia hospitalizar y la idea de esos días encerrada hacía que su mente se llenara de pequeños duendecillos que le atormentaban con dudas y preguntas a las que nadie le daba respuesta, seguramente para no preocuparla.

Así que sin mas demora decidió ponerse manos a la obra.

Primero fué a un notario, allí dejó sus últimas voluntades bien precisas. Por nada del mundo quería dejar a sus pequeños en manos de ciertas personas si ella faltaba. Redactó su testamento con la mayor serenidad que pudo, aunque tuvo que hacer algunas pausas para continuar porque sentía que su voz se le quebraba. No llevaba nada escrito. Todo estaba perfectamente redactado y bien ordenado en su cabeza desde hacía tiempo.

Salió de la notaria con la tranquilidad de haber hecho bien las cosas. Ya todo había quedado perfectamente descrito en esos tres folios, esos papeles que encerraban quizás las decisiones más importantes de su vida.

Se fué a comprar un pijama bien lindo y el último libro de uno de sus escritores favoritos, ese que más serenidad le transmitía.

Hubiese querido que alguien la hubiese acompañado, pero ese alguien con quien soñaba aún estaba por llegar a su vida.

Estos días de espera se le estaban haciendo interminables, ella una mujer tan decidida y tan activa, se veía relegada a la decisión de terceras personas y nada podía hacer. Solo esperar.

Las nubes se vistieron de gris plomizo, cargadas de agua, un agua que auguraba lo que estaba por venir.
Los paraguas negros bailaban como sombreros de copa por los aires y su corazón andaba algo asustado.....
No cabia más razón que la decisión de aventurarse a esa lluvia intensa que limpiase toda suciedad, todo miedo.

jueves, 25 de septiembre de 2008

LLUEVE


Hay personas que entran en tu vida y no sabes ni como ni por qué.
Sencillamente llaman a tu puerta, y te ofrecen un raudal de sensibilidad y buenas sensaciones.
Ella llegó en el verano, aún no nos conocemos personalmente pero es alguien tan especial que este post quiero dedicárselo a ella.
Una mujer que con solo oirla te transmite amor, paz y sosiego para el alma.
Escribió este poema y me lo hizo llegar.Hoy quiero dejarlo en mis páginas para que otras personas puedan disfrutar de él.
Y desde aquí quiero darte las gracias por poder compartir contigo esos ratos de conversación, porque eres un ángel de mujer.


Septiembre. No llueve.
Ruego a Dios
que el agua caiga
del cielo
y el agua traiga
el AMOR
que es quien nos mueve.

AMOR que brota enseguida
siempre que miro
a una hoja
ojalá que siempre
escoja
a esta FLOR que está encendida.

Ella espera esperanzada
que se le aparezca
un hada
y con su vara de AMOR
le presente a su VARÖN.

Septiembre.
Quizás mañana
apàrezca en su "ventana"
ese alguien
tan especial, que le ayude
a caminar.

Septiembre.
Aunque haya sequía
esperaré ,
noche y día
que a esta bendecida
FLOR
la bañe siempre
el AMOR.

El AMOR que es transparente
como el agua
de ESA fuente
que deseo para mi FLOR
y la bañe DULCEMENTE.

(Nunca la olvides BUEN DIOS,
Tenla siempre MUY PRESENTE).

(Curiosamente, esa madrugada llovió.¿No será esto BUEN AUGURIO )




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martes, 9 de septiembre de 2008

NO ERA UN DIA COMO LOS DEMÁS


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Definitivamente no era un día como los demás.
Hadas y deidades de la naturaleza andaban sueltos por los campos; se disponían a celebrar una fiesta, cargada de gran poder y magia.
Era el momento justo para pedir por la fecundidad de la tierra y de los mismos hombres
Se habían reunido después de muchos lustros sin haber tenido reconciliación posible, pero esta era una ocasión más que especial, celebraban el encuentro de dos almas que andaban vagando por mucho tiempo perdidas.
Almas que a pesar de su gran sabiduría y nobleza no habían encontrado corazón en que anidar esos grandes valores y sentimientos.
Habló primero la mayor de las hadas, Penélope era seria y justa, y cuando levantó la mano se produjo un silencio casi sepulcral. Solo enturbiado por la suave brisa que hacía balancear las ramas de los árboles.
- Bien mis queridas compañeras... -Sus ojos se iban deteniendo en cada uno de los rostros-. Todas sabemos cual es el motivo de nuestro reencuentro y que gracias a este hecho inesperado, pero a la vez de tan suma importancia.... se ha producido una unión entre todas nosotras, un punto común y el que no dudo será el inicio de otros muchos.
La más impulsiva de ellas, Ariadna saltó de un brinco y quiso saber más detalles del acontecimiento que estaba por ocurrir.
- Y ¿para cuando será, como se va a producir, donde?
Candelaria le dio un tirón y la sentó de un solo movimiento.
- No seas impulsiva Ariadna y deja que Penélope nos ponga al corriente en su justa medida, ella mejor que nadie conoce los entresijos de estas situaciones y sobre todo conoce a Eleonora. Ya desde tiempos inmemoriales han compartido momentos muy decisivos de sus vidas.
-Lo importante de todo esto -continuó Penélope- es que el encuentro entre estas dos almas tan complementarias, se produzca de la forma más natural posible, que no sospechen de ninguna manera que todas nosotras andamos velando por ellos. Porque son tan temerosos que rápidamente podrían dar marcha atrás.
Nuestro deber estará en impedir que otros entes interfieran de forma negativa. Nuestra labor será exclusivamente salvaguardarlos ante adversidades que estoy segura se van a producir. Porque el mal siempre anda acechando, sobre todo a estos que no conocen de la envidia y el rencor.
Bailaron y saltaron alrededor del fuego para purificarse y protegerse de influencias demoníacas.
Era un acto simbólico con la finalidad de que “no perdieran fuerzas”. En su conciencia interna sabían que el fuego destruía lo malo y lo dañino.
La atmósfera se cargó de un aliento sobrenatural que impregnó cada lugar mágico del planeta, era el momento propicio para estremecerse e ilusionarse.
Y las dimensiones mágicas de la realidad abrieron las puertas al futuro.
Samuel es un hombre solitario, lleno de riqueza interior y de sabiduría. Pero le falta ese empuje esa creencia en encontrar un espíritu con quien compartir su camino.
Un personaje de gran talla: un Sol menor que abre camino al gran Sol, con una firmeza que haría temblar al mismo rey Herodes. Tiene una misión, y nada le acobarda. Prepara los caminos. Es La Voz que clamaba en el desierto.
Tiene un encanto y una virtud invencibles. Se impone con la fuerza positiva del mismo Sol, con la viveza del fuego, con la fecundidad de la verbena. “Entre los nacidos de mujer, nadie más grande que él”.
Es un renacimiento personal, en lugar de una ininterrumpida supervivencia. Aunque él aún lo desconoce.
Eleonora siente la tibia agua con la que lava los platos. Ella, la de siempre, está limitada a ese pequeño espacio en la tierra sin forma alguna de escapar. Siente penas, emociones y la inmensa pequeñez de su soledad terrenal, pero es incapaz de sentir lo acompañada que realmente está. No está sola y muchos espíritus que la acompañan se nutren de su riqueza interior.
Ignorante de su grandeza, continúa con su rutina, lucha día a día sola, sin más ayuda que la propia fuerza de su entusiasmo por La vida.
Es la emperatriz inigualable en el mundo de los espíritus, pero ella no lo sabe.
Es uno de esos espíritus insólitos en los que se complace la Naturaleza.
Y en poco ascenderá a su trono. A La hora sin sombras. La hora en que dejará atrás su soledad. Para siempre.
Vestida con un vestido blanco semitransparente, de una tela barata que contrasta con su piel dorada y unas sandalias. Al compás de la música, moviendo las caderas, todo su cuerpo de una manera bella, tan distinta, tan nueva, continua lavando los platos. Es la belleza salvaje de la vida y defiende el derecho más humano de todos: el derecho a bailar a su propio ritmo.
Cree firmemente en Lo que es infrecuente, cree en el amor completo (sexo, mente, espíritu, cuerpo y todo a la vez), casi como la explosión de una supernova.
No comparte el concepto pessoano del amor:” amamos la idea que inventamos del otro”
Pessoa, gran poeta pero tan deprimente, tan pesimista. No, ella cree que no hay nada más bello que el encuentro real entre dos seres humanos: esa comunión que te libera de ti mismo.
Samuel está solo, pero sabe que es solo una soledad física. Es un hombre con una fe muy fuerte y es consciente que eso lo fortalece día a día.
Hace una tarde calurosa. Aún así sale a caminar un rato. Necesita sentirse parte del universo, liberarse de todos los problemas cotidianos que le absorben, y le anulan todo poder de decisión.
Es un hombre bueno, con un alma limpia y una necesidad de amar desmesurada. Se refugia en su fe, la que le aporta esa fuerza para continuar por este camino que a veces se le hace tan largo, tan estrecho y tan asfixiante.
Hoy ha salido con la misma idea de todos los días, pero él no sabe que hoy será uno muy especial...hoy conocerá a alguien que será decisivo en su vida, alguien que sin ni siquiera intuirlo le acompañará por siempre y nunca más se sentirá solo en este mundo terrenal.
Cada uno de los pasos que da le va liberando de su pesada carga, llena de culpas que no le pertenecen pero de las que se cree único responsable.
Pronto sabrá que nada de eso le pertenece, pero necesitará su tiempo para reconocer, para comprobar que no es culpable de nada.
Camina rápido, necesita hacer ejercicio...
Hoy Eleonora no piensa salir a la calle, el calor es sofocante y pegajoso. Se quedará en casa, seguramente acabará la novela que tiene entre manos y poco más.
Extrañamente no la encuentra y está segura que la dejó en su mesilla de noche. A veces se desespera con su desorden, Pero... ¿Dónde habrá puesto el dichoso libro? Al final decide salir, irá a dar un paseo,respirar aire fresco le liberará de parte de su soledad.
Camina rápido, necesita hacer ejercicio...


miércoles, 16 de julio de 2008

LA LLEGADA DEL VERANO

Catalina se sentía llena de entusiasmo con esta estación.
Ciertamente ellas eran las últimas niñas del pueblo en ponerse la manga corta y las chanclas, tita Pura insistía en llevar a rajatabla el dichoso refrán de “hasta el 40 de mayo no te quites el sayo, y si vuelve a llover, te lo vuelves a poner”. Así que mientras todas las niñas andaban “chancleteando”, ellas tenían que esperar pacientemente hasta la fecha del refrán.
Las tardes largas, donde todos los niños de la calle se reunían a la puerta de su casa, pues era la única que tenía un gran rellano donde podían jugar al pilla-pilla, al escondite, a la rueda... Una de sus canciones preferidas...


“eres ma chica que un güevo y ya te quieres casar,
Anda ve y dile a tu madre que te remate criar,
Fuego carbón, maquinita, fuego que se apaga el tren,
Fuego la niña bonita, no se puede detener,
No se puede detener.
Fuego carbón, maquinita, fuego que se apaga el tren”
Los vecinos se quedaban hasta altas horas sentados en la puerta, mientras los críos jugaban y jugaban.
Pero el evento más especial era sin duda la feria, en la primera semana de agosto.
Catalina sentía un nerviosismo tan especial en esos días.
Llegaba el grupo de músicos que animaban la verbena. Como no había ninguna pensión donde alojarlos, cada familia albergaba a uno. A la suya se le adjudicó Antonio, el saxofonista, era el más joven y el más guapo.
Su piel blanca y sus manos suaves, nada tenían que ver con las de su padre o las de cualquier hombre de su pueblo.
Y además olía divinamente...
Por la mañana los disparos de los cohetes anunciaban el comienzo de las fiestas. Los gigantes y cabezudos recorrían las calles estrechas y empinadas, casi todos los niños participaban en ese desfile. Ellas algo menos porque tita pura insistía en que se iban a acalorar demasiado y se resfriarían.
¡Por fin llegaba el momento! mamá preparaba el barreño enorme en medio de la cocina donde les daba un buen baño.
Y entonces llegaba Eufemia.
Era una chica muy guapa. Catalina de mayor quería ser como ella.
Eufemia era de una familia humilde, y se había ido a “servir” a la ciudad, pero nunca faltaba en estos días festivos, siempre traía unas ropas muy modernas con unos escotes muy atrevidos.
Se peinaba con unos recogidos que le realzaban aún más sus hombros y sus ojos, sus labios. Lo que Más le gustaba a Catalina era observarla mientras se pintaba.
Eufemia era la encargada de maquillar a Catalina y a Mari Luz, les pintaba unos rabillos negros y un lunar en la mejilla. Los labios rojos y mientras ella le hacía esos menesteres Catalina no se movía un centímetro, siempre quedaba fantástica, y se sentía mayor y guapa.
Después de eso, les colocaban su precioso vestido de gitana el suyo color verde con lunares negros, el de su hermana igual pero en color butano, sus peinetas, sus flores.....
Pocas eran las atracciones, (allí se les llamaba cacharritos) que llegaban hasta ese pueblo axarqueño perdido entre las montañas.
Unos carricoches, las barquillas. Catalina no era muy aficionada a este cacharro porque le daba cierto miedo como subían, sin embargo Mari Luz no se cansaba de montarse una y otra vez.
Y algo parecido a las norias de hoy día; eran las cunas, empujadas por un par de hombres que los pobres sudaban la gota gorda hasta que el dichoso cacharro cogía impulso y rodaba con cierta facilidad.
El momento estelar para Catalina, era sin duda la verbena.
Oír la música y salir disparada hacia la pista de baile era cuestión de segundos, ella lo inauguraba, no le importaba ser la única y que todos la observaran. Bailar era algo que le fascinaba.

Aún con el paso de los años, es fácil cerrar los ojos y recordar fácilmente esos tres días de fiesta, tres días que se convertían en el evento más importante para unos niños, acostumbrados a una vida sencilla.



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jueves, 5 de junio de 2008

UN MUNDO MARAVILLOSO


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No había pasado mucho tiempo....Pareciera más bien que se detuvo.
Los minutos se convirtieron en días y los segundos en horas interminables que la ataban aún más a su pasado.
Era una noche clara, una noche de luna llena la que le hacía compañía en estos momentos de soledad, de quietud y de calma.
Atisbaba un entusiasmo poco usual en su corazón. Y a pesar de los miedos, y las sombras que acechaban en cualquiera de sus pensamientos más íntimos, sentía que su corazón empezaba a latir a destiempo y seguía brindándole ese entusiasmo que solo podía recordar en una época muy remota.
Incluso en sus sueños aparecían vestigios de esa niñez tan lejana.
Hoy quería recordarla, esos años de su infancia, una vida tranquila, sin prisas, en el pequeño pueblo que la vio nacer, con sus calles estrechas y empinadas. La gente de siempre, las mismas caras. Personajes como mamá “Ocha”, una mujer tan excepcional...pero a ella le dedicaría un capitulo especial en otra ocasión.
Esos ratos de juegos interminables en el patio de casa. Las escapadas al río con su hermana mayor y su primo. Donde jugaban a saltar de piedra en piedra de una orilla a otra y que siempre acababa con el agua hasta las rodillas y con la correspondiente regañina por parte de su madre.
Siempre fue una niña solitaria. Su juego preferido era encerrarse en la parte de atrás de casa (un antiguo corral) y allí se pasaba horas y horas con sus muñecas jugando a las casitas.
Su hermana Mari luz a veces jugaba con ella pero no a ese tipo de juegos Mari Luz era más traviesa e inquieta y disfrutaba jugando al elástico, a la pelota. También le encantaban las muñecas recortables, que guardaba celosamente en cajas de zapatos.
Recordaba sus primeros contactos con los libros. En casa no había nada más que una Biblia y algunos libros muy viejos del bisabuelo, guardados en un baúl aún más viejo. Le gustaba ir a escondidas a esa habitación que en el fondo le inspiraba cierto miedo. A lo más que llegaba era a abrir el baúl y a observarlos con los ojos muy abiertos, y después salía de allí disparada, como si de un delito se tratase, como si hubiese cometido una osadía con perturbar las cosas de los muertos. Mari Luz también huía de ese lugar pero más por miedo a encontrarse alguna culebra enroscada entre ellos.
Una mañana de invierno, el alguacil Goyo (apodado así por el personaje de “Crónicas de un pueblo”) daba la noticia a voces, atrayendo la atención de todos con su trompetilla que sonaba de lo más desagradable, pero lo que siempre significaba algún evento de importancia para todos los vecinos. Ese día con su aspecto diminuto, flacucho y con sus piernas zambas, daba la noticia de que esa misma tarde llegaría por primera vez el bibliobús escolar al pueblo y que todos los niños estaban invitados a visitarlo y a hacerse con algún libro. Era la primera vez que Catalina oía esa palabra bibliobús y a las 4 en punto estaba con su hermana en el lugar acordado esperando la llegada de ese autobús tan especial.
Eran muchos los niños que esperaban en la carretera, la salida del pueblo, justo frente al bar de “Pepe Juanete”.
Todos hacían cola, una fila tan ordenada como la que hacían cada mañana para entrar a la escuela...Catalina y Mari Luz eran de las primeras. Todos miraban casi sin pestañear hacía la curva por donde debía aparecer.
Oyeron la bocina y la algarabía se apoderó de todas esas caritas diminutas que esperaban ansiosos la novedad.
Era un autobús blanco con un gran cartel donde se podía leer “BIBLIOBUS ESCOLAR”
Se abrieron las puertas y apareció un señor mayor que con una sonrisa de oreja a oreja invitó a pasar de 4 en 4 a los niños.
Las dos hermanas entraron en el primer grupo, cuando se encontró allí dentro pudo observar estanterías a cada lado y repletas de libros, libros nuevos que nada tenían que ver con los del baúl del bisabuelo.
Miraba ensimismada, absorta, sin saber por donde empezar. Su hermana eligió “pregúntale a Alicia”, y ella se decidió por uno de Ana María Matute, (nunca podría olvidar ese libro a pesar de haber pasado tanto tiempo) :
“Acababa de cumplir diez años cuando me llevaron con los abuelos, a la casa de las montañas. Primero hicimos un viaje muy largo, que duró cerca de tres días. Tuvimos que coger dos trenes, y al final (después de tomar café con leche en un bar al lado de la estación, de madrugada, con un frío muy grande), llegó el autocar, pintado de azul, que llevaba a las montañas”.
Lo eligió por varios motivos, el primero porque le gustó el dibujo que tenía en la portada y porque era el nombre de una niña. Además rimaba con el suyo...Paulina, Catalina.
De regreso a casa, lo miraba con sumo cuidado, como si de un valioso objeto se tratase.
Esa noche se metió de lleno en la historia de esa niña que había sido enviada con sus abuelos a un pequeño pueblo, parecido al suyo. Desde ese momento descubrió el poder que tenían los libros, como era posible viajar con la mente a cualquier lugar.
A partir de ese viernes, Catalina y Mari Luz no faltaron a su cita con ese autobús blanco, amarillento desgastado y lleno de bellas historias...
Han pasado más de 40 años y aún recuerda con sumo agrado esos momentos que pareciera acababa de rescatarlos de su memoria olvidada.