martes, 14 de diciembre de 2010

...EL NIÑO AZUL


La palabra de un hombre es lo más valioso.
Era su padre un hombre alto y fuerte. Un hombre muy respetado por todos y todos lloraron su ausencia. Pero el que más, sin duda. El abuelo. Lloró 30 dias y 30 noches. Junto a la tumba de su hijo. cuando ya no le quedaron más lágrimas y casi ciego. Regresó a casa a terminar de hacer de ese niño azul un hombre de verdad. Un hombre honrado, fiel a sus principios y un hombre de palabra.
 En pocos años era conocido en el pueblo y alrededores, por su sentido de la honestidad y la justicia.   No había trato  importante en el que no  solicitasen su presencia.
El joven azul sentia una gran responsabilidad en cada una de esas situaciones.Y le gustaba, le gustaba sentirse importante porque así creía que era la mejor manera de honrar la memoria de su padre.
Su abuelo le enseñaba todas las tareas de un hombre...matar corderos, alimentar el ganado, recolectar la aceituna....
La madre, asumió las riendas de todas las pertenencias familiares, se enfrentó a ese mundo cerrado y machista por defender con uñas y dientes lo que solo a su hijo le pertenecia, lo que era de su hombre amado, ese joven que miró a los ojos por primera vez, después de que se casaran y que tan joven se le fué, tan pronto, que solo le dió tiempo a albergar en sus entrañas un hijo....sin duda su vivo retrato. Solo con mirar a su hijo, sabia que su esposo no se había ido del todo
Pero ese joven, aún con alma de niño, tenia otras inquietudes, que sobrepasaban la frontera de su pueblo. Quería ver mundo, quería saber que había tras esas altas montañas.... y después de la gran ciudad....
Entonces su gacela blanca lo devolvía a este mundo, consciente que gracias a ese espiritu inquieto y rebelde estaba éll alli, su hombre azul la rodeaba con sus brazos y la amaba...y  nadie, podría arrebatarle el trono que él le tenia reservado en su corazón......

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