jueves, 16 de agosto de 2007

ME VOLVÍ A ENAMORAR......

Han sido unos días excelentes, a pesar de los kilómetros que me he pasado conduciendo, sin duda ha merecido la pena.
Mis hijos lo han pasado muy bien, y se han venido con muy bonitos recuerdos.
El recibimiento que dispensan sus habitantes es tan auténtico, que es un buen presagio de la estancia tan agradable que nos espera.
La primera parada la hicimos para almorzar en Alcáser do Sal: la anécdota más simpática, que al entar a un pequeño restaurante la señora para facilitarnos la elección del menú nos "obligó" a pasar a la cocina, nos abrió cada una de las ollas para que eligiéramos directamente que comer (mis hijos alucinados).

Lisboa: Guardo el recuerdo de sus palacetes y sus barrios sumidos en una vida que parece ajena al discurrir del tiempo (con sus colinas cubiertas de casas blanqueadas al sol). Nos hicimos un recorrido en la línea 28 del tranvía eléctrico, que cruza los barrios más pintorescos (Bairro Alto, Alfama; Graça), la cuna del fado con sus letras lánguidas, ni alegres ni tristes, aunque llenas de melancolía. Fué un paseo inolvidable, con bajadas desenfrenadas, y disfrutando de unas vistas sobre la ciudad de exquisita brillantez. Lo más divertido para mi pequeño, el volante de acero del tamaño de un timón de capitán de barco. Cuando el maquinista hacía sonar la campana...., adentrandose en las espectaculares y cerradísimas curvas, pasando casi rozando las esquinas de las fachadas.


Estoril: "la ciudad de las dos primaveras" (tiene un clima tan singular que tiene dos periodos de floración al año). Localidad muy elegante , esa visita la hicimos de noche para que los crios pudieran admirar el casino con toda su iluminación.
Cascais: Esta población desborda vitalidad y resulta fácil llenarse de los colores del Atlántico. Visitamos la Boca do inferno, que no es más que una oquedad producida por la erosión del oleaje del mar, produciendo un gran estrépito. Fran iba con un poco de miedo por el nombre del lugar y
por más que le explicabamos hasta que no se percató de lo que era no se quedó tranquilo.
Sintra: agazapada en una montaña, con un frescor sorprendente incluso en pleno mes de agosto. Solo entrar en ella, una ola romántica te invade todos los sentidos. Sintra es otro mundo. Ha sido fuente de meditación e inspiración para un gran número de artistas y escritores, como Lord Byron.
Hay que pasearse por ella a pie, oler los aromas de múltiples especies de árboles. Es como una bocanada de oxígeno.
La imagen colorida a lo lejos del palacio Da Pena, es un castillo increible, como sacado de un cuento. Toda su arquitectura es pura fantasía, y sus jardines inmensos, llenos de fuentes, estanques y especies raras. Solo faltaban las hadas.




De las comidas que decir, exquisitas y abundantes (a pesarde todas las caminatas, creo que he engordado un par de kilos).
Ha sido una salida que necesitábamos todos, por los meses de encierro anteriores... Y para mí ha estado lleno de recuerdos, mi primer viaje hace ya 26 años, siendo aún una adolescente, mi primer amor ,el primer beso..... Creo que me lo debía a mí misma. Siempre se dice que el primer amor nunca se olvida, yo lo tenía olvidado y estar de nuevo en su tierra me ha dejado llena de melancolía, como si de un fado se tratase.




2 comentarios:

Mari Triqui dijo...

Qué bonito! (Creo que siempre empiezo a escribir de la misma manera, jajajaja) y qué bueno que llegues con aires renovados...
Tal y como lo cuentas, no me cabe duda de que tengo que ir, que aún no la conozco...
Hablando de tu primer amor, me has recordado el mio...
Estamos en contacto
Un abrazo

PuriRG dijo...

Leyendote dan ganas de visitar esos rincones que describes. Por cierto, genial la idea de escribir en un blog. Ya tengo mono de que escribas de nuevo, me encanta.
Besos guapa