El camino hasta el tablón de anuncios, interminable, abarrotado de gente, de murmullos...y el señor enorme que anula toda visión de la dichosa lista de notas.
Al final consigo meter la cabeza y atisbo a ver mi nombre, y una calificación... Intento tranquilizarme un poco, cojo el móvil aún con mis manos temblorosas: Tengo que llamar a mis hijos, a mi madre, hermanas. Todos esperan impacientes... desesperados por haber tenido que soportar a una verdadera histérica en las últimas semanas. En el último momento me asalta la duda....¿Y si no lo he visto bien? ¿Y si ese dichoso 8,9221 no es mío?.
Vuelvo a adentrarme a duras penas en esa jugla humana.... Consigo poner el dedo índice sobre mi nombre y trazar lentamente el camino en linea recta, hasta ese dichoso número...... ¡Es mío!
Es curioso, como un día normal, un día cualquiera, un día más del calendario se convierte en un día para no olvidarlo, para tenerlo de referencia en tu vida.
Hoy sin duda es uno de esos, en el que retos e ilusiones más personales han visto la luz. Después de noches de agotamiento, de días de incertidumbre, de no creer en uno mismo.
De repente un número llena de color ese abismo, que ya no es abismo, esas tinieblas que ya son luz y esa incertidumbre que se convierte en certeza. Y te creces, sientes que la felicidad llega no solo a tí sino a toda la gente que te rodea, que te quiere y que de una u otra forma han "sufrido" todo este tiempo a tu lado. Pero hoy no hablaré de ellos (aunque se lo merecen), hoy quiero ser yo la única protagonista de este post, porque me lo merezco y porque me quiero.
... Y me siento bien, me siento GENIAL. Pero sobre todo, siento que creo en mí.
1 comentario:
Qué guay, qué guay! Muchas felicidades guapa!
Un abrazo fuerte!
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